Los masajes para bebés suelen tener múltiples beneficios para su desarrollo y crecimiento saludable. Hacerle masajes a los pequeños permite aumentar su confianza, estima, mejorar su coordinación motora e, incluso, aumentar las reacciones de sus músculos. Además, se crea una mejor conexión afectiva entre padres e hijos.
Mediante los masajes, los padres también pueden conocer y entender mejor a su bebé, ya que esta actividad da inicio a una comunicación no verbal, mediante la cual se utilizan las miradas, los gestos, las sonrisas y los balbuceos del bebé. Asimismo, los masajes suelen ser beneficiosos también para los padres.
¿Cómo? Por lo general, los padres deben trabajar y es posible que pasen poco tiempo con el bebé. En ese sentido, reservar tiempo para hacer una rutina de masajes con sus bebés ayudará a reconectar con su lazo familiar y estar tranquilos después de un día ajetreado.
Como lo mencionamos, son muchos los beneficios que se reciben a través de un masaje. A continuación, te contamos más sobre sus beneficios y cuándo dar un masaje a tu bebé.
Fortalece el vínculo afectivo: la relación entre los padres y el bebé suele mejorar a través de la comunicación no verbal que se presenta al realizar los masajes. Esto ocurre gracias a las miradas, caricias, abrazos y sonrisas, lo que a su vez crea un momento íntimo que fortalece el lazo familiar. Asimismo, permite que los padres tengan un mejor conocimiento del bebé, ayuda a superar sus miedos y permite obtener una mayor confianza. Además, ayuda a que el bebé aprenda a conocer su propio cuerpo.
Disminuye la tensión y ayuda a que el bebé se relaje: los masajes permiten estimular la reducción de las hormonas que causan estrés. Por lo tanto, fomenta la relajación y la liberación de las tensiones. Aunque se puede creer que los bebés no presentan este tipo de problemas, la verdad es que al estar sometidos a nuevos estímulos como objetos desconocidos y otros cambios, estos pueden generarles tensiones. De esta forma, los masajes pueden mantener a los pequeños tranquilos y evitarles irritabilidad. Estos masajes, además, al ayudarlos a liberar tensión permite que puedan tener un mejor descanso y sueño.
Regula su sistema gastrointestinal y alivia dolores: los masajes son ideales para aliviar dolores, principalmente aquellos causados por cólicos, gases, reflujo y estreñimiento, permitiendo regular su sistema gastrointestinal. Lo que a su vez refuerza su sistema inmunitario y mejora sus defensas.
Funciona como drenaje linfático y estimula la circulación sanguínea: por otra parte, los masajes para bebés favorecen a un buen funcionamiento del sistema circulatorio. Además, ayuda a tonificar los músculos, siendo una excelente opción para mejorar su desarrollo de coordinación motora.
Aumenta la confianza y la autoestima del bebé: los bebés suelen sentirse más seguros y confiados, ya que los masajes permiten que sean más receptivos al tacto. Esto es esencial para fomentar su desarrollo personal.
Equilibra los niveles de oxígeno y fortalece su sistema respiratorio: realizar masajes en zonas como la espalda y el pecho ayuda a fortalecer y regular el sistema respiratorio del bebé. Esto permite que los pulmones se fortalezcan y prevengan las congestiones o posibles afecciones respiratorias. Además, permite que obtengan una mejor oxigenación.
Cabe destacar que los masajes para bebés están indicados para cualquier edad. Por lo tanto, incluso los bebés recién nacidos pueden disfrutar de todos los beneficios que los masajes tienen para aportar. Por supuesto, esto depende de cada bebé y de las recomendaciones de los pediatras. Es importante que siempre se cuente con la guía de un especialista para evitar cualquier incidente.
Igualmente, cuando los padres realizan los masajes también reciben diferentes beneficios. Así que siempre será un buen momento para hacer un masaje y disfrutar de un tiempo de relajación y aprendizaje entre padres y el bebé.
Como mencionamos anteriormente, los masajes pueden realizarse en bebés de cualquier edad. Incluso, suele ser una práctica muy recomendada en bebés prematuros. Especialmente, en aquellos que han tenido que pasar largo tiempo en incubadoras. En estos casos, lo ideal es contar con un especialista para que se encargue de realizar los masajes que estén permitidos de acuerdo a la situación del bebé.
En los casos más leves, los padres pueden participar en los masajes, siendo ideal para proporcionar un contacto emocional entre ambos. Esto tiene beneficios positivos, ya que permite estimular el estado de ánimo en el que se encuentra el bebé, ayudando a fortalecer su sistema inmune.
Para evitar que el bebé vomite o tenga algún malestar, es importante tener en cuenta que lo ideal es que el bebé disfrute de este momento, por eso sugerimos que el masaje sea al despertar, luego del baño o antes de dormir. Se debe evitar realizar masajes justo después de comer, lo recomendable es esperar al menos 45 minutos después de que se haya alimentado.
El tiempo en el que se realice el masaje también va a depender de cada bebé, ya que no todos tienen el mismo carácter o humor. Por lo tanto, procura realizarlos en momentos donde este se encuentre más relajado y tranquilo.
Te presente que si notas que tu bebé está inquieto, gira su cabeza para desviar la mirada o se pone tenso, lo mejor es posponer el masaje para otro momento. Asimismo, estos son ideales realizarlos al menos 1 vez al día.
Existen muchas técnicas de masajes, sin embargo, lo ideal es que el bebé se encuentre boca arriba y apoyado sobre una superficie cómoda, como una cama o una colchoneta. Es importante que al momento de dar el masaje, la persona esté ubicada al frente para tener contacto visual. De igual forma, es importante consultar con un especialista sobre cuáles son los masajes ideales para tu bebé.
Como tal no existen contraindicaciones, todos los bebés pueden recibir masajes. Existen casos en los que se debe tener en cuenta el estado de salud de los pequeños para evitar cualquier actividad que pueda empeorar la situación. Por lo tanto, más que contraindicaciones, se deben tener en cuenta ciertos aspectos. Por ejemplo, no hacer masajes después de que el bebé se haya vacunado. Siempre consulta con el pediatra ante cualquier duda.
Lo recomendable es utilizar aceites vegetales, que no contengan perfume, ni colorantes. Estos permiten que las manos tengan un mejor contacto con el cuerpo del bebé y que no se generen irritaciones en la piel.